Era una piedra de unos 6cm de alto en torno a la cual habían crecido pequeños picorocos cubriendo casi toda su superficie.
Enfoqué la vista y al mirarla en detalle me fijé que tenía forma de corazón, pero de corazón de verdad, no del símbolo que uno tiende a dibujar.
"Fantástico, con esto voy a hacer mi especial del 14 de febrero!", de dije.
Llegamos a la casa y rápidamente me puse a trabajar en ello.
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