martes, 25 de marzo de 2014

Producción Siempre Viva

Producción para Colección Siempre Viva
Fotogrfía y post: Pilar Castro
Modelo: Luna Aballay
Maquillaje: Daniel Sepúlveda
Producción, vestuario y joyas: Casa Kiro Joyas
Locación: Animita Mirador Elías, Laguna Verde



Como todo lo que ha sucedido desde que comencé a trabajar en la animita de mi papá, el día de la producción no estuvo exento de magia. Semanas antes les había preguntando a los amigos de facebook por datos de animitas en bellas locaciones. Fue mi amiga Carmen Eva quien me habló de este lugar en Laguna Verde, El Mirador de Elías. Partimos un día a conocerlo y supe inmediatamente que este era el sitio perfecto. 


En una curva del camino, en el borde del acantilado, se abre la barrera y aparece una explanada de tierra. Al centro, un pequeña casita, que casi no se ve, rodeada por un jardín de flores naturales y artificiales, a su vez rodeado de rejas blancas. Detrás, un cartel: "Mirador Elias, un regalo de Dios, un hijo nunca muere". A los lados, 3 bancas y unos pinos, enmarcando el horizonte limpio. Abajo, el gran océano y a un costado, pequeñito, Laguna Verde, entre los bosques. Tarde de sol, cielo y mar azules, brisa suave, silencio, paz, hormigas gigantes, flores amarillas.

Como ubicar a los padres? cómo pedir permiso? se enojarían? sería ofensivo hacer una producción de fotos ahí? Todas estas cosas me preguntaba.


Finalmente llegó el día de hacer las fotos. Habían pronosticado neblina. Una tarde triste de neblina, augurando fotos tristes. Resignación. Pero cuando desperté esa mañana, no había ni una sola nube en el cielo.


Llegamos a Laguna Verde, y el día era tan perfecto como la primera vez. Comenzamos a hacer las fotos en los alrededores. Llevábamos un buen rato, cuando en eso apareció un colectivo, que se estacionó al frente de la animita. Se bajó una pareja algo mayor. Venían con una pala, baldes y otras cosas. Eran los papás de Elias.

Y conversamos. Les conté lo que hacía, les conté que todo había comenzado por el collar de animita que le hice a mi papá. Les mostré las joyas, le hablé de la fotógrafa, de la modelo, de mi. Me mostraron todos los regalos anónimos que tenía su animita, mientras arreglaban el pequeño jardín. El papá me contaba sobre cómo  cuando hicieron el nuevo camino, habían puesto la barrera impidiendo el acceso a la animita, y de cómo había logrado que las autoridades lo escucharan y le abrieran una entrada para poder visitar a su hijo. Incluso sacó del maletero de su auto, un diario con la noticia para que la leyera. 2 páginas completas relatando su hazaña, pero también pude leer cómo había saltado el joven Elías en su auto por el barranco, una noche del 2007, afligido por problemas. 


"Mi niño hace cosas buenas por la gente" me dijo su mamá, y uno a uno me fueron mostrando todos los objetos que la gente había comenzado a dejarles. Una gorra, un pañuelo, un cuadro, unas plaquitas de agradecimiento, unos faroles solares amarrados a la reja blanca para iluminarlo en la noche. Una familia del sur incluso vino a pasar el año nuevo con él, me contaron. "Y las bancas y los pinos sembrados alrededor los fueron poniendo gente que viene, nosotros las dejamos tal como las encontramos". Así crece este lugar.

Yo les pedí permiso para tomar fotos junto a la animita, y ellos me dieron las gracias.
Le dejé unas flores y unas velitas.
Ahora ciertamente, le debo el agradecimiento.
Pensaba llevarle unas postales impresas con las fotos de nuestra producción.
Gracias Elias por este hermoso lugar,  la tarde sol , las bellas fotos y por presentarme a tus padres.